Como en todas las tribus, los
símbolos tienen su importancia. Y dado que esto es una asociación de personas,
nos guste o no reconocerlo, existen también sus indicadores.
Externos y visibles como el
collar, el triskel, las pulseritas, colgantes, anillos, etc. son habituales
entre los miembros de la comunidad del BDSM incluso en el día a día y por la
calle…. y cada cual le da la importancia que le parece oportuna. Pueden entrar
como símbolos también el uso de los corsés, vestir de negro, etc. etc.
Otros más íntimos son los que
forman parte del decorado del momento tales como la fusta, el látigo, las
cadenas u otros enseres usados en las escenas.
Quizá el más extendido y popular sea el triskel que no deja de ser un invento
comercial de un señorito (quizá oportunista) llamado o conocido como Steve
Quagmyr que lo tiene patentado desde 1.995 aunque permite “su uso gratuito no
comercial” para los miembros de la Comunidad BDSM…y tal y tal…. En internet hay
miles de referencias de este personaje que al parecer se inspiro en un detalle
de la película “Historia de O” basado en el triskel celta que no tiene
absolutamente nada que ver con el BDSM y con el que hay diferencias de diseño. Hay
que reconocerle al menos que puso en el mercado algo que se ha instalado como
seña de identidad de este colectivo, sin duda.
Uno de los símbolos que más
importancia tiene para todos los integrantes de esta tribu es el collar. Tanto
para Doms como para sumis@s, el collar es, independientemente de si es ciber o
de cuero, una seña de identidad que puede llegar a ser tan imprescindible como
respirar. Incluso para sumis@s sin Dueño, el uso del collar es un elemento que
les hace sentir que son miembros de un algo tan grande que se sienten
protegidos nada mas que con ponérselo.
Hasta aquí parece que todo es muy
guay y lo tenemos clarísimo. Otra cosa es que los triskeles corren por los
pasillos y los collares se cambian como la ropa interior…. Pero debe de ser un
reflejo de la sociedad consumista en que vivimos y las prisas por devorar todo
lo que se nos pone por delante, incluidas las experiencias extremas. Y no hay
normas, claro está.
Yo soy partidario de dar un toque
personal a los símbolos y especialmente a lo que es El Collar físico, el real. Porque
no solo representa mi posesión sobre la persona que lo lleva sino que quien lo
lleva, no usa un elemento común sino algo especial que la distingue. Y ese
toque puede ser simplemente unas iniciales, un dibujo o una frase grabada en
una chapa o en el cuero. No es tan complicado y como todos usamos apodos, es
cuestión de poner un poco de imaginación y esmero en ello para dar a quien lo
lleve esa pequeña sorpresa de sentirse tan especial como debe de serlo para
quien lo pone.
Otros símbolos que no deben de
faltar en esta breve exposición, citados anteriormente, son los mas íntimos como las fustas o el
látigo que representan la autoridad incluso cuando no se usan.
No me he olvidado del anillo de “O” que incluso con su procedencia cinematográfica, es original y un detalle que identifica a quien lo lleva sin dejar lugar a dudas. Para mi gusto, mas explicito que los triskeles celtas que hay en los mercadillos y mucho más significativo.
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