viernes, 10 de octubre de 2008

Disciplina para una sumisa rebelde.

Esta disciplina, como otras, se aplica con el fin de hacer meditar a la sumisa acerca de un comportamiento indebido y de cierta gravedad. En función de la gravedad del hecho, se aplicará una sola vez o repitiéndolo durante un periodo de tiempo (varios días, una semana, dos…..)

La sumisa pondrá un reloj en el suelo y a continuación, desnuda y en posición arrodillada, rodillas y tobillos juntos, ella pondrá una moneda sobre la parte anterior de cada uno de sus muslos próximas a la rodillas (un poco de saliva bastará para que queden “pegadas”) y a continuación sujetara las monedas con los codos mientras las manos permanecen en sus mejillas con las palmas abiertas y el dedo corazón en contacto con el lóbulo de su oreja.

Permanecerá en ésta postura durante el tiempo que considere oportuno su Amo y durante ese tiempo leerá el texto que a continuación se reproduce y que previamente habrá escrito a mano o su Amo se lo habrá proporcionado para que cumplimente su ejercicio de corrección tantas veces como dé lugar en el tiempo estipulado. Recomiendo 15 minutos mínimo y 30 máximo. En el caso de que una de las monedas se caiga, se detiene el ejercicio y se vuelve a comenzar sin tener en cuenta el tiempo transcurrido hasta ese momento.

“He ofendido a mi Amo, al que respeto y amo profundamente y cumpliendo éste castigo quiero demostrarle mi sumisión y arrepentimiento por mi falta.

Soy de El por que consciente y voluntariamente me he entregado a El y mi felicidad es verle satisfecho y orgulloso de mi comportamiento, hacerle sentir el respeto y obediencia que se merece y mi sumisión total a El.

Mis errores de comportamiento los corrige con serenidad y cariño pero con la firmeza que merezco para no volver a incurrir en las mismas faltas.

Soy su sumisa, su propiedad y su objeto de placer. Su felicidad esta por encima de la mía y siempre antepondré sus deseos a los míos.

En adelante vigilaré mi comportamiento y me anticiparé incluso a sus deseos, tomando las iniciativas que se que le agradan y comunicándoselas inmediatamente para darle las satisfacciones que se merece por su dedicación a mi.

Cuando termine mi ejercicio de corrección, me sentiré más suya y en adelante controlaré mi rebeldía, mi egoísmo y mis reacciones demostrándole continuamente mi disposición para atender todos sus deseos sin objeciones”.


Una vez concluido el correctivo, la sumisa escribirá a su Amo la sensación aportada por el ejercicio, así como todo lo que ella desee manifestar acerca del incidente que lo ha provocado.

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