martes, 4 de enero de 2011

Como El Agua

Que se encuentra un Dominante cuando comienza a entablar conversaciones con una sumisa? Pues parafraseando a “Jesulin” en cierto modo, la sumisa ………Es como el agua.

Puede ser como un torrente de montaña, turbulento, arrollador y ruidoso. Te puede arrastrar descontrolado por su fuerza e incluso dejarte malherido si no tomas todas las precauciones. Pero esos torrentes son de temporada, en la época del deshielo corren con esa furia golpeando y arrastrando las piedras y el lodo, atronando el entorno del valle….para quedar en un hilito y desaparecer hacia el final del verano. Son de temporada y siempre ha sido así.

Puede ser como el mar, inmenso, azul, cambiante desde el sosiego de un día soleado y sin viento hasta la furia de la galerna. Capaz de darte el estado de relajación más profunda que puedas soñar con el rumor de las olas y la calidez de la brisa acariciando tu piel o de hacerte maniobrar proa a las olas esperando el gran salto que te engullirá y ahogara sin remedio. Todas las precauciones son pocas y nunca se ha de ir confiado. Disfrutándolo pero sin perder de vista los cambios que puede experimentar.

Puede ser como un rio en la selva tropical, salvaje, sorprendente, lleno de vida, con las orillas llenas de vegetación cerrada, rodeado de colores y sonidos que mantendrán tus sentidos alerta porque sabes que detrás de ese aparente plácido rumor del entorno se pueden esconder peligros desconocidos. Momentos de sorpresa lujuriosa en aparente calma pero con la emoción contenida de no saber lo que te espera nunca.

Puede ser como un pantano, oscuro, sombrío, lleno de trampas, agotador, maloliente. Donde nunca puedes dar un paso en firme confiadamente sino que cada paso que das es una lotería ya que no sabes que te espera al posarlo de nuevo. Puede que des con fondo duro o puede que te trague. Con la atracción de la aventura y una realidad menos atractiva.

Puede ser como un oued en el desierto, producto de una enorme tormenta, de una lluvia arrasadora que corre por el caudal como una inmensa ola que todo lo arrastra. Dura dos o tres días nada más y deja un rastro a veces desolador. Finalmente desaparece en las arenas del desierto formando parte de ese inmenso vacío que es el mar de arena.

Puede ser como el agua de tu bañera, muy caliente al principio, te cuesta hasta meter un pie!! Luego se transforma en cálida y agradable, relajante, invitando a permanecer eternamente sumergido en ella, con los ojos cerrados y disfrutando de esas sensaciones. Después de un tiempo se va convirtiendo en desagradable, va enfriándose y te saca del sopor haciéndote pensar que lo mejor es dejarlo ya, coger un cálido albornoz y envolverte en él quitando el tapón de la bañera para que se vacié sin dejar rastro ni del agua ni de tus pensamientos.

Puede ser como ese vaso de agua fresca cuando tienes sed. Un gran vaso de agua clara, fresca y apetecible te está esperando ahí, en silencio. Lo tomas en tu mano y despacio lo bebes disfrutando del momento, aliviando tu sed y refrescando tu ánimo. En ese momento no piensas que dentro de unas horas saldrá por tus poros convertida en sudor o que sin remedio, te pondrás firme frente al inodoro y dejarás que salga buscando el hueco por donde después de activar la bomba, desaparecerá sin dejar huella… ni historia.

Puede ser como un lago en los Alpes, calmado, brillante, el fiel reflejo del cielo y las montañas pero siempre conservando su propia personalidad. Unos días oscuros por que las nubes asi lo imponen y otros llenos de colores reflejando incluso la luz del sol al atardecer, como un gran plato dorado en el que se exponen las mejores delicias de la naturaleza. Solo alterado a veces por el viento que hará apenas unos ligeros rizos en la superficie. En primavera subirá de nivel y bajará hacia el final del verano habiendo dado vida a infinidad de arroyos que a su vez la darán a enormes prados y bosques. Pero siempre estará ahí, inalterable y paciente. En calma y siempre dispuesto para aliviar tu sed, no importa lo largo que haya sido el camino que has hecho para llegar a él. Siempre te ofrecerá su agua fresca y cristalina y una confortable pradera donde descansar tus pies y tu alma recreándote en el silencio del entorno.

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