martes, 12 de agosto de 2008

La Primera Entrega (parte uno)

Estas ahí, esperándome. Apartada de la gente, tímida. Mirando en tu entorno, buscando mi rostro.

Yo si te he visto en la distancia pero algo me detiene un poco mas antes de descubrirme y llamar tu atención. Te miro, te disfruto….

Repaso con la vista tu figura, desde tus elegantes zapatos hasta el recogido de tu pelo. Me quedo contemplando tu rostro, tu mirada inquieta al no verme aun. Has seguido bien mis instrucciones.

Me fijo en tu boca, en tus labios. Ese gesto tenso que tienes ahora mismo y que sé que dentro de un momento será una amplia sonrisa cuando me descubras por fin observándote. Fruncirás el gesto y me preguntarás cuanto tiempo llevo ahí, harás un mohín de enfado que se te pasará rápido aunque tu timidez te hará bajar la vista mientras sonríes al saber que te he estado mirando despacio, descaradamente, sin dejar un detalle.

Por fin llamo tu atención y me ves, vienes despacio y tu rostro se transforma a medida que la distancia entre nosotros se reduce. Tus ojos tienen otra luz, sonríes, me abrazas mientras me besas en la mejilla. Me preguntas, bajas la mirada y sonríes mientras te coges de mi brazo y nos encaminamos a la salida de la estación.

En el trayecto aun no eres capaz de aguantar mi mirada fija en tus ojos, te acercas tímidamente mientras charlamos despacio. Llegamos a tu casa y subimos en el ascensor. Estas tensa, nerviosa, Es la primera vez que nos vemos cara a cara y estamos en tu casa, en tu refugio. Abres la puerta invitándome con el gesto a que tome posesión de ella… de ti. Preferías que ésta primera cita fuese en tus dominios, no querías salir de tu ciudad, no querías un hotel anónimo.

Nos habíamos visto en fotos al principio, después a través de la cámara. Hemos hablado horas y horas por teléfono pero ahora estoy aquí, cerrando tras de mi la puerta de tu castillo donde ahora eres tu la prisionera.

Te quedas paralizada, esperando no sabes bien que, sin saber que decir. Te cojo de la mano y te atraigo hacia mí. No te resistes, te sientes arrastrada suavemente hacia mi pecho. Apoyas tu cabeza mientras me abrazas en silencio. Te beso el rostro despacio, oliendo tu perfume suave mientras te mantengo firmemente abrazada. Te abandonas.

Levanto tu cara y te beso los labios. Miro tus ojos y veo brillo en ellos. Vuelvo a besarte la boca, ésta vez con mas intensidad, con mas deseo en el beso. Abres la boca y la entregas. Una rendición sin condiciones mientras siento como tus manos me aprietan contra ti.

Tu respiración se esta agitando y escondes la cara en mi hombro. Te beso el cuello y siento como te estremeces pero aguantas el escalofrío. Te pegas mas a mi cuerpo, quieres sentirlo mientras sigo besando despacio tu cuello y noto como el cosquilleo acelera tu respiración. Juego con mis dedos en tu nuca y te levanto la cara cogiéndote firmemente del pelo. Me miras con la boca entreabierta, los ojos brillantes de deseo y fuego en el aliento. Quieres mas, lo quieres todo y no puedes esperar.

Te muerdo los labios, te beso jugando con mi lengua. Sujetas mi nuca apretando tu boca contra la mía mientras tu cuerpo busca el mío con descaro. Tu pierna busca el roce entre las mías y noto el calor que te invade cuando sientes mi erección.

Tu timidez te impide tomar la iniciativa pero no dejas de provocarme para que dé un paso mas, besándome sin parar, quemándome con el aliento, buscando con tus manos mi espalda para apretarte mas contra mi cuerpo, te rozas descaradamente mostrando tu deseo ya sin rubor.

Te estremeces cuando sientes mis manos recorrer tu cuerpo sobre la ropa, acariciando cada rincón, deteniéndome en las zonas que te han producido un cierto sobresalto para a continuación abandonar tu cuerpo a mis dedos que exploran ya descaradamente todos tus rincones sin respetar botones ni cremalleras.

Siento como se diluye la mujer madura, seria y segura de si misma en su mundo profesional, la que en su timidez se ha ido dejando arrastrar por las sensaciones desconocidas. Dejas salir a la hembra en celo, la que desde hace meses desea en silencio éste asalto a su virtud dejando que le arrasen completamente, entregándose sin condiciones y sabiendo que esto no ha hecho mas que empezar.

Te separo de mí y cojo tu mano. Te llevo lentamente hasta lo que supongo es el salón y donde has dejado preparadas todas las cosas que te dije. Ahora has reparado ya con inquietud en esa bolsa de piel negra que llevo en la otra mano y que sabes lo que contiene. Notas un escalofrío que te recorre el cuerpo.

Me siento en un sillón mientras permaneces de pié ante mi. Esperando mis órdenes. Miro con aire distraído todo lo que has preparado en la mesita que tengo al lado del sillón. Has hecho todo con exquisito cuidado.

Te miro directamente a la cara mientras te ordeno sin levantar la voz que te quites la ropa despacio. Sientes como el calor sube a tus mejillas. Nunca te has sentido tan desnuda como te hago sentir ni tan vulgar como sabes que te sentirás dentro de unas horas mientras te asaltarán los espasmos de unos orgasmos inesperados e intensos que hasta ahora has sentido en soledad pero que sabes que hoy serán ya entregándote sin condiciones. Tal y como hemos pactado. A partir de hoy eres mi juguete sexual, mi sumisa, mi esclava.

Lentamente has ido dejando en una silla, bien doblada toda tu ropa y solo te quedas con esas medias negras y tus zapatos de tacón como sabes que es mi deseo.

Permaneces ahora con la vista baja y mas desnuda que nunca ante mi, con las manos cruzadas en el regazo intentando tapar tu desnudez al tiempo que inevitablemente sientes el calor que te invade por dentro.

Te ordeno que te des la vuelta para observarte con detenimiento. Lo haces dejando que mis ojos te violen completamente hasta el último rincón de tu cuerpo. Pechos aun firmes con los pezones duros que sobresalen ahora por la excitación, un culo que se mantiene en forma gracias al gimnasio, vientre plano, piernas bien torneadas, el sexo completamente depilado.

A tus cuarenta y cinco años y después de dos embarazos estas muy bien conservada y lo sabes. Sabes que me excitas. Eres una mujer que atrae a tus compañeros de profesión aunque ellos no saben tu secreto. Simplemente les mantienes a distancia por que desde hace meses eres de un solo hombre. Tu Amo. Desde tu divorcio apenas has tenido alguna relación esporádica que no dejo huella en ti. Después nos conocimos y poco a poco me fuiste dando a conocer tus rincones ocultos a medida que comprobabas que tenias ante ti a la persona que te podía llevar a conocer esas sensaciones que solo habías imaginado.

Y hoy por fin es el día en que te sentirás de verdad usada y tratada como la perra que llevas dentro, la que bajo esa timidez esconde una carga de deseo incontenible que se dispara cuando su Amo la transforma en un juguete de sus deseos y caprichos.

2 comentarios:

Anonymous dijo...

Comentario de prueba

Anonymous dijo...

no es por nada.....no dejas lugar a la imaginación..me encanta leer lo que has escrito,sabes? me fascina imaginar lo que habeis sentido,eso es lo maravilloso.
sigue Kraken,no dejes d escribir y,gracias!